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Communism and Unions
A Brief Historical Review
Before the existence of class society, human beings lived for 80,000 years in a classless society. The production of food, the construction of houses, and the organization of families was collective, for the common well-being of all, to meet human needs. There were no exploiters. This was pre-class communism.
Later, when humankind began producing surplus, this changed in a historical process of class struggle into slavery, as the greediest took the production of the collective as their own. Later, under the lineage of the kings, the new ruling class took the top of the social pyramid during the whole historical period known as feudalism. In this period, the primary production was agriculture. As feudalism developed further, the medieval workshop came into being.
Since medieval times, serfs who worked the land were forced off the land. They had to move to the cities to find work in the workshops. Workers and apprentices (unpaid workers) were forced to be hired by the “masters and their master societies” or face punishment for “vagrancy” (not working).
It was the wealthy artisans, the merchants, and the owners of the first banks who set up the first workshops which later became factories. The economically ruined serfs, or peasants, and artisans were forced to contract with their exploiters in order to survive. Because large fortunes were needed to set up a factory, the capitalists created a system to suit themselves and placed themselves at the top, condemning 99% of the world’s population to wage slavery which continues today.
Trade unions in the past were first defined as the association formed by people who perform the same job, to promote and defend their moral and economic interests.
The origin of modern trade unions dates back to the Industrial Revolution, the time when technological development in countries such as England, France, and areas of today’s Germany led to the rise of the bourgeoisie (the capitalists) through war and mass murder. The unions were created inside the first factories as a response to the long working hours (up to 18 hours and even more), being forced to live confined in unhealthy, small spaces for workers’ families in the new cities, the starvation wages, and the exploitation of children among many other capitalist attacks.
The bourgeoisie took power by brute force. They imposed a new way of life in the factories that lasts to this day—of obedience and authority. The capitalists control the means of production and force us to work to produce profits for them in order to buy our daily food in a cycle that repeats itself every day until our death. It’s a new form of slavery.
The repetitive and daily labor tasks have condemned human beings to live most of their lives as machines. From the beginning of the new system, the bosses banned unions under very severe penalties because they fear any organization and struggle of the working class.
In summary, trade unions appeared at the end of the 18th century as a result of the development of the capitalist mode of production and the contradiction between the new social classes: bourgeois and proletarians.
A key point in the history of trade unions is that, since the consolidation of the capitalist system, trade unions were created not to transform the existing system but to fight for, within the limits of capitalism, the “improvement of working conditions,” i.e., reforms.
The activity of the unions recognizes and legitimizes the class division. It accepts negotiating with the exploiter (the boss). Instead, the masses need to fight to transform society to meet our needs.
Comunismo y Sindicatos
Breve Reseña Histórica
Antes de la existencia de la sociedad de clases, los seres humanos vivieron durante 80 000 años en una sociedad sin clases. La producción de alimentos, la construcción de casas y la organización de las familias eran colectivas, para el bienestar común de todos, para satisfacer las necesidades humanas. No había explotadores. Esto fue el comunismo preclasista.
Más tarde, cuando la humanidad comenzó a producir excedentes, esto cambió en un proceso histórico de lucha de clases hacia la esclavitud, ya que los más codiciosos tomaron la producción de la colectividad como propia. Más tarde, bajo el linaje de los reyes, la nueva clase dominante tomó la cima de la pirámide social durante todo el período histórico conocido como feudalismo. En este período, la producción primaria era la agricultura. A medida que el feudalismo se desarrolló aún más, surgió el taller medieval.
Desde la época medieval, los siervos que trabajaban la tierra fueron expulsados de ella. Tuvieron que trasladarse a las ciudades para encontrar trabajo en los talleres. Los trabajadores y aprendices (trabajadores no remunerados) se vieron obligados a ser contratados por los «amos y sus sociedades de amos» o a enfrentarse a un castigo por «vagancia» (no trabajar).
Fueron los artesanos ricos, los comerciantes y los propietarios de los primeros bancos quienes crearon los primeros talleres que más tarde se convirtieron en fábricas. Los siervos o campesinos arruinados económicamente y los artesanos se vieron obligados a contratar a sus explotadores para sobrevivir. Debido a que se necesitaban grandes fortunas para establecer una fábrica, los capitalistas crearon un sistema que les convenía y se colocaron en la cima, condenando al 99 % de la población mundial a la esclavitud asalariada que continúa hasta hoy.
En el pasado, los sindicatos se definían como la asociación formada por personas que realizan el mismo trabajo, para promover y defender sus intereses morales y económicos.
El origen de los sindicatos modernos se remonta a la Revolución Industrial, época en la que el desarrollo tecnológico en países como Inglaterra, Francia y zonas de la actual Alemania condujo al auge de la burguesía (los capitalistas) a través de la guerra y el asesinato en masa. Los sindicatos se crearon en las primeras fábricas como respuesta a las largas jornadas laborales (de hasta 18 horas e incluso más), a la obligación de vivir confinados en espacios pequeños e insalubres para las familias de los trabajadores en las nuevas ciudades, a los salarios de miseria y a la explotación de los niños, entre muchos otros ataques capitalistas.
La burguesía tomó el poder por la fuerza bruta. Impusieron una nueva forma de vida en las fábricas que perdura hasta nuestros días: de obediencia y autoridad. Los capitalistas controlan los medios de producción y nos obligan a trabajar para producirles beneficios con el fin de comprar nuestra comida diaria en un ciclo que se repite cada día hasta nuestra muerte. Es una nueva forma de esclavitud.
Las tareas laborales repetitivas y diarias han condenado a los seres humanos a vivir la mayor parte de sus vidas como máquinas. Desde el comienzo del nuevo sistema, los jefes prohibieron los sindicatos bajo penas muy severas porque temen cualquier organización y lucha de la clase trabajadora.
En resumen, los sindicatos aparecieron a finales del siglo XVIII como resultado del desarrollo del modo de producción capitalista y la contradicción entre las nuevas clases sociales: burgueses y proletarios.
Un punto clave en la historia de los sindicatos es que, desde la consolidación del sistema capitalista, los sindicatos se crearon no para transformar el sistema existente, sino para luchar, dentro de los límites del capitalismo, por la «mejora de las condiciones de trabajo», es decir, por reformas.
La actividad de los sindicatos reconoce y legitima la división de clases. Acepta negociar con el explotador (el jefe). En cambio, las masas deben luchar para transformar la sociedad y satisfacer nuestras necesidades.







